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miércoles, 16 de mayo de 2012

Bajo Una Cortina de Humo

Cuando era pequeño, recuerdo un conjunto de momentos sobre un hermoso territorio ubicado en la costa. Recuerdo una laguna limpia llena de peces, aguas cristalinas y frescas. Contemplar la belleza y majestuosidad de las dunas amarillas, de una arena suave e intensa. Cuando caminaba por aquellos lugares podía respirar aire puro, recorría los bosques, descubría algunas playas ocultas, oía el soplido del viento y observaba la despedida del atardecer en uno de los mejores horizontes de Chile.

Creo que no exagero, pero lugares como Ventanas, Horcón, El tebo, Maitencillo y Zapallar no tan solo son los más bellos de la quinta región, sino que también del país. La belleza y magia de aquellos paisajes era antes casi divino, sin embargo, ahora hay una sombra que arruina y opaca aquella divinidad del paisajismo: me refiero a la contaminación.

La zona durante los últimos años se ha transformado en una especie de teatro anti natural donde el telón que la cubre es un humo de distintas toxicidades. Las dunas amarillas ahora son montañas negras de carbón, la laguna limpia ahora es un fango toxico horrible, las caletas pierden vida sin sus peces y el viento ya no sopla, sino que estornuda. 

En esta parte de la quinta región, los paisajes pasaron de ser paradisíacos a ser zona de catástrofe. Otros le dicen una zona de sacrificio, debido a que la explotación de los recursos naturales empobrecen el sector para beneficiar a otras regiones de Chile.

Los responsables de estos bruscos cambios son empresas de gran poder económico e industrial, con sólidos negocios y alta influencia. Por ejemplo, tenemos a Enami y Chilgener, cuyas faenas de producción atentan a la naturaleza y el medio ambiente. Esto ha ocurrido durante décadas y su daño al sector ha sido cuantioso.

Tampoco hay soluciones concretas por respetar el bienestar ecológico ni presión de las autoridades tanto de gobierno como de alcaldías de la zona. Al parecer, el dinero y la corrupción son prioridad frente a la naturaleza.

Personalmente, me gustaría volver a recorrer los paisajes con la seguridad de que tendré la pureza que alguna vez tuvo la zona. Saber que el aire que respiro es oxigeno y no dióxido de carbono, saber que las aguas donde me baño sean limpias, sin químicos. Por ahora, la naturaleza resiste y ha sido fuerte ante la contaminación, pero no podrá soportar por mucho tiempo.

Espero que se las personas y autoridades responsables contribuyan a que en esta zona disfrutemos de esta obra de la naturaleza, donde definitivamente le bajemos el telón a la cortina de humo que hoy en ella existe.




















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