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sábado, 19 de mayo de 2012

El Fin a las Barras Bravas

Era la década de los años 80 y en Europa vivía el reino de la desolación, producto de gobiernos estrictos y autoritarios. En Inglaterra, por ejemplo, tenían de primer ministro a la "dama de hierro" Margaret Thatcher, mujer que mantenía políticas represoras ante el pueblo inglés. Ante tal agonía y represión por parte de sus políticos, el pueblo británico refugió su angustia en la esperanza del fútbol. Conocidos por ser fanáticos de este deporte, el hincha de la isla madre siempre mantuvo su pasión y fidelidad hacia sus equipos favoritos, aunque muchos de ellos comenzaron a cometer un error en sus comportamientos. Ellos se pusieron rebeldes y violentos, quizá justificando su odio hacia el poder imperante, pero injustificado en violentar ante sus propios compañeros, generando cuantiosos daños, hasta esa era, desconocidos en el fútbol.

Los llamados "Hooligans" se tomaron el fútbol durante los 80 y las autoridades eran incapaces de tomar medidas al respecto, dada la fuerza brutal del movimiento de estos hinchas. Pero quizás en una de las pocas decisiones correctas de Thatcher, junto a autoridades políticas y legales e incluyendo a todos los clubes de Inglaterra, se decidió en poner el plan de tolerancia cero a las barras bravas, partiendo por colocar penas de cárcel y anular de por vida la visita de estos sujetos a cualquier estadio. Poco a poco, las barras bravas comenzaron a erradicarse y el fútbol se liberó de estos hinchas. La gente decente comenzó a volver a ir al estadio y la paz entre hinchas reino a tal punto, que hasta el día de hoy se juega sin rejas en las canchas de fútbol inglesas.

Me tomé la atribución de dar como ejemplo la situación inglesa para explicar y opinar sobre la situación actual de las barras bravas en Chile. Lo de hace algunos momentos entre Colo Colo y Audax Italiano es solo un indicio de la gravedad que pueden tener este tipo de acciones por parte de hinchas que en realidad son verdaderos delincuentes. Acaso no es desagradable ir a un estadio y ver que cientos de tipos te "machetean" para comprar la entrada. Los tipos no trabajan, con suerte han estudiado y no le rinden cuentas a nadie. Pero no termina ahí, porque también ocasionan destrozos en los propios estadios o en la vía pública. 

Tenemos una ley de estadio seguro y la idea es que se ponga en marcha el reglamento de dicha ley. En Europa no es necesario tener bombas de ruido, bengalas y cuanta parafernalia existente, si las hinchadas son felices celebrando con normalidad.

Creo que llego el momento de finalizar una vez por todas a todas las barras bravas, ya que es la única forma también de eliminar todos los riesgos que estas puedan traer a miles de chilenos que lo único que desean, es volver a un estadio tranquilo junto a sus familias y amigos.




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