Con lo sucedido en Fantasilandia, cabe hacerse la pregunta si efectivamente ahora esta es ¿la diversión total?.
Un claro ejemplo de que el contexto social puede ayudar o perjudicar a una marca si es que esta no posee las cualidades de satisfacción hacia sus clientes.
Fantasilandia no tan solo divierte sino que también debe proteger a quiénes se divierten. Por lo tanto, su grado de satisfactor pasa a ser mayor a lo que ellos imaginan.
Importante entonces, que una marca siempre debe cuidar su imagen según el contexto que pueda ocurrir y saber enfrentar positivamente las situaciones adversas que puedan llegar a tener, con el fin de retomar la confianza hacia sus clientes.
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