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viernes, 30 de marzo de 2012

La Violencia, un cuento de nunca acabar

Durante los últimos días ocurrieron una serie de sucesos donde se hizo presente un factor que debería ser ajeno a nuestras vidas, pero que de alguna forma, se ha convertido en nuestra sombra del diario vivir: La violencia.

La violencia es la manifestación pura más bruta que tiene el actuar del ser humano. Se supone que en tiempos paleolíticos, el hombre era un ser bruto por naturaleza, donde no tenía la capacidad de pensar, por lo tanto, su capacidad violenta era parte de su internalización.

Con el transcurso del tiempo, efectivamente el ser humano comenzó a pensar y a buscar la razón de las cosas por medio de sus conocimientos. Esto dió un enorme avance tanto a términos científicos como personales, donde el hombre aprendió a convivir con su entorno. El problema, es que así como el hombre desarrolló su mente hacia el descubrimiento general, fue incapaz de debilitar su estado de esencia brutal.

El avance trajo consigo guerras, muertes, hambruna, humillaciones, torturas y un sin fin de dramáticos sucesos ocurridos por una mente ávida de violencia. Eso, por miles y miles de años.

La Violencia pasa a formar parte de la vida como una forma de resolver todo problema que no tiene solución. Peor aún, pasa a ser muchas veces la primera opción como respuesta a ese problema.

Es entonces, cuando la violencia se disfraza como justificación de un hecho. Lo de Daniel Zamudio solo fue una gota de agua, cuando siempre el violentismo ha sido protagonista en nuestra historia.

Es por eso que actuar con la razón parece no ser suficiente, menos cuando la violencia sigue hoy en día como un cuento de nunca acabar.


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